La Cueva de Cullalvera la encontramos en el nucleo poblacional de Ramales de la Victoria. Llegar hasta su ubicación es sencillo, desde el centro del pueblo, localizaremos varios paneles informativos indicando el acceso a la cueva.
Caminando por la calle Gral. Espartero, llegamos hasta el panel informativo de la cueva (que alcanzamos tomando el ramal de la izquierda).
Nos cuentan que es en 1093 cuando L. Sierra descubre los primeros restros prehistóricos, pero que es a partir de 1954, bajo la dirección del Padre Carballo, cuando se decubren importantes pinturas rupestres estudiadas por J. González Echagaray.
Al avanzar por la senda acondicionada que da paso a la cueva, lo primero que llamará nuestra atención es el majestuoso bosque encinar que nos envuelve. Una maravilla de alto valor ecológico.
Nos situamos ante la monumental boca de acceso, de 40 metros de altura y treinta de ancho. Una corriente fría de aire nos da la bienvenida. Me da un cierto parecido, a introducirnos en la Cuevona, situada en la región vecina de Asturias.
En Cullalvera destacan dos conjuntos zoomorfos, sobresaliendo dos figuras de caballo pintadas en negro, situadas a 1250 metros de la entrada, lo que constituye uno de los santuarios prehistóricos más profundos de los conocidos hasta ahora.
Aunque el recorrido es de aproximadamente 400 metros, la cueva forma parte de un complejo cárstico de aproximadamente 12 kilómetros.
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La entrada a fecha de hoy cuesta 3€, donde aparte de la visita al interior y la explicación sobre la historia de la cueva, se nos muestra un audiovisual acompañado de un espectáculo de agua, luz y sonido.
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