El cementerio de Comillas, declarado Bien de Interés Cultural en 1983, está ubicado en una pequeña colina, en las cercanías de la costa de Comillas. Se alza sobre las antiguas ruinas de un cementerio, que a su vez se construyó sobre los restos de una iglesia.
El promontorio y su ubicación, despide un halo de cierto misticismo. Al atacar el camino de acceso, nos encontramos con un muro de piedra rojiza adornado con pináculos y un acceso bajo un arco de medio punto con una puerta de hierro forjado.
Por su entorno, se genera una curiosa combinación de colores, mezclándose el verde de la hierba, el tono rojizo de sus muros y el azul del cielo.
Pero lo que más llama la atención al novel visitante, es la escultura de un ángel elevado sobre uno de los muros en ruina. Es el conocido como Ángel Exterminador, del escultor Josep Llimona.
Aparte de esta escultura, encontraremos otros ángeles y motivos de gran interés artístico, dentro del recinto. La ampliación llevada a cabo en 1893, fue encargada a Domenech i Montaner (encargado también de trabajos en el Palacio de Sobrellano y la Fuente de los Tres Caños).
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